Sesión científica sobre la salud mental de los niños y adolescentes en España
Madrid, 2 de junio de 2025. En España, aproximadamente el 18% de los niños y el 11% de las niñas sufren acoso escolar hoy en día, es decir, soportan comportamientos agresivos físicos, verbales y/o relacionales de forma repetida por parte de uno o varios individuos entre los que se produce un desequilibrio de poder. "Es un círculo muy complejo porque hay muchos perfiles que intervienen: están los defensores, posibles defensores, los testigos pasivos, los que no hacen nada y callan, los apoyadores pasivos del acosador y los seguidores del acosador. Y, hasta en un 20% de las ocasiones, el acosado también termina acosando a otros", explicó el Prof. Celso Arango, académico de número de Psicología Médica de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), en una reciente sesión científica sobre el papel de las intervenciones en el ámbito educativo para mejorar la salud mental de niños y adolescentes celebrada en la sede de la Academia.
Y, por si esto fuera poco, nos topamos con otro reciente enemigo: el ciberacoso. "Es más nocivo porque está presente las 24 horas y el menor no se siente a salvo en ningún lado, no se puede esconder ni en su propia casa, en su habitación o en su cama. Las intimidaciones y las amenazas se extienden muy rápidamente a través de las redes y permanecen visibles en el tiempo incluso una vez que se ha denunciado. Además, es muy raro sufrir ciberacoso si no se recibe también acoso físico, desafortunadamente ambos ya suelen ir de la mano", reveló este académico.
El Prof. Arango, que también es jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental, detalló los factores de riesgo para que un niño sea acosado: ser distinto y comportarse de forma diferente. "Esto es lo que nos han respondido más de 93.000 alumnos de la Comunidad de Madrid de educación primaria y secundaria a los que hemos preguntado. Ser diferente incluye ser inmigrante, padecer sobrepeso u obesidad, tener en casa desempleo parental, la propia orientación sexual del menor, también se discrimina enormemente la discapacidad y la enfermedad crónica, y no se nos escapa que una gran parte de las víctimas tiene algún tipo de trastorno mental", reconoció.
Por tanto, aseguró este psiquiatra, "hemos observado que sufrir acoso escolar produce trastorno mental y tener trastorno mental hace más probable que uno sufra acoso escolar. Es un círculo vicioso difícil de romper porque estamos intentando integrar a niños que tienen necesidades educativas especiales en patios y recreos de colegios ordinarios donde no hay supervisión, lo que deriva muchas veces en acoso escolar".
No hay que olvidar que el acoso escolar no solo tiene consecuencias a corto plazo, sino también a medio y largo plazo. "El acoso escolar aumenta el riesgo futuro de psicosis, la depresión, el consumo de sustancias, etc. Predice también una peor situación laboral y económica, lo que se traduce en una esperanza de vida menor. Además, aumenta el riesgo de otras enfermedades médicas como la diabetes, accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio… así como un mayor riesgo de autolesiones e intentos de suicidios, realidades que los profesionales de la salud mental vemos cada día más en las urgencias de nuestros hospitales", aseveró.
Intervenciones en el ámbito educativo para frenar el acoso escolar
En España, el 16,5% de los niños que abandonan sus estudios o el colegio es a raíz de un trastorno mental. "El trastorno mental no debería ser nunca motivo de abandono escolar. Ya lo manifestó la Organización Mundial de la Salud hace dos años, debemos cambiar el paradigma y dejar de estar parapetados en los hospitales esperando a que los pacientes graves y crónicos recaigan y necesiten hospitalización en cama. Necesitamos salir y, al igual que establecemos programas de salud mental en los lugares de trabajo para que los trabajadores tengan mejor salud mental y sean más productivos, en el caso de los niños y adolescentes debemos ir a aquellos lugares donde pasan siete horas al día, cinco días a la semana: los colegios", destacó el académico.
En este contexto, el Prof. Arango aprovechó para presentar los resultados obtenidos del Programa de Enlace Clínico de Salud Mental para Centros Escolares en la Comunidad de Madrid, una iniciativa pionera en España liderada por su hospital madrileño y la Fundación Alicia Koplowitz con la colaboración de las Fundaciones Nemesio Díez, Mutua Madrileña y Zurich, que lleva actividades de salud mental directamente a los colegios mediante equipos multidisciplinares especializados. "El programa pone especial énfasis en la detección precoz, la intervención temprana y la prevención, estrategias fundamentales para proteger el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes y evitar la cronificación de los problemas de salud mental", enfatizó.
Entre 2023 y 2025, resumió el académico, "el programa ha intervenido en más de 160 centros de educación primaria y secundaria, identificando más de 1.700 casos, evaluando a más de 500 estudiantes y derivando 232 alumnos a servicios especializados". Además, prosiguió, "ha apoyado la intervención en más de 400 alumnos que ya se encontraban en tratamiento de salud mental y ha facilitado 45 procesos de reintegración escolar tras hospitalizaciones psiquiátricas".
Asimismo, se han desarrollado talleres de sensibilización y lucha contra el estigma, en los que han participado alrededor de 2.500 estudiantes, promoviendo un entorno escolar más inclusivo y consciente de la salud mental. La investigación en curso evaluará la efectividad y la eficiencia del programa con el objetivo de mejorar continuamente los servicios de salud mental destinados a la población infantil y adolescente.
"La evidencia demuestra que intervenir en los colegios no solo facilita el acceso temprano a la ayuda necesaria, sino que también contribuye a construir comunidades escolares más saludables, resilientes y capaces de afrontar los desafíos emocionales del futuro, siendo intervenciones coste-eficientes, porque se ha comprobado que, por cada euro invertido en la mejora del clima en los colegios y la reducción del acoso escolar, hay un retorno de entre 10 y 17 euros", recalcó.
¿Se pueden reducir el acoso escolar y los trastornos mentales desde el ámbito familiar?
Sin lugar a duda, sí. Una solución es evitar el uso excesivo y el mal uso de las tecnologías. "Los niños, niñas y adolescentes de hoy en día están unas cinco horas de media cada día de la semana enfrente de una pantalla y esto tiene una serie de consecuencias", afirmó el académico.
"Nunca han estado tan conectados, nunca han tenido tanto acceso a las redes sociales y nunca se habían comunicado tanto con otros menores del resto del mundo. Sin embargo, nunca han estado tan solos como ahora, se encuentran con una soledad no deseada. Hay un estudio que muestra que los menores que pasan más de dos horas al día de media en redes sociales, frente a los que pasan menos de media hora, multiplican por tres la posibilidad de tener depresión. Una cosa es la cantidad de tiempo conectado y otra muy distinta la calidad de dicha conexión, la comunicación digital mata el contacto físico necesario en la infancia", confesó.
La victimización y la discriminación en los colegios también se puede abordar a través de la cohesión familiar. En otro estudio se observó que, en aquellas familias que cenan juntas, los hijos tienen menos riesgo de acoso en el colegio. ¿Por qué? "Por algo muy sencillo, porque hablan y comentan lo que ha ocurrido ese día en el colegio y eso, muchas veces, da signos", aseguró el Prof. Arango. "A los menores hay que animarlos a que hablen y se expresen en casa para que se sientan parte de una familia que estará cuando lo necesiten. La mitad de los niños que sufren acoso escolar no se lo ha dicho ni a su padre, ni a su madre, ni a su profesor, ni al resto de los alumnos. Se lo calla y se lo guarda, por vergüenza y otros motivos, por ello, la comunicación es clave y esencial", concluyó.