Los problemas de salud mental entre niños, niñas y adolescentes han aumentado considerablemente, especialmente tras la pandemia de COVID-19. "A pesar de la creciente concienciación social, menos de la mitad de los menores afectados recibe la atención que necesita, lo que puede derivar en consecuencias graves y duraderas. La Organización Mundial de la Salud subraya la necesidad de intervenciones comunitarias integradas y preventivas para cerrar esta brecha", reveló el Prof. Celso Arango, académico de número de Psicología Médica de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), durante su reciente sesión científica titulada "¿Cómo mejorar la salud mental de los niños y adolescentes a través de intervenciones en el sistema educativo?".
"Nuestro grupo de investigación lleva años estudiando factores de riesgo en el contexto escolar como el acoso o la discriminación, así como factores protectores como el aprendizaje socioemocional. Hemos realizado también investigaciones pioneras en cómo prevenir el acoso escolar en los niños, niñas y adolescentes más vulnerables, aquellos con trastornos mentales, autismo u otros problemas del neurodesarrollo", explicó este académico, también director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental y jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
En este contexto, el Prof. Arango aprovechó para presentar los resultados obtenidos del Programa de Enlace Clínico de Salud Mental para Centros Escolares en la Comunidad de Madrid, una iniciativa pionera en España que lleva actividades de salud mental directamente a los colegios mediante equipos multidisciplinares especializados. "El programa pone especial énfasis en la detección precoz, la intervención temprana y la prevención, estrategias fundamentales para proteger el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes y evitar la cronificación de los problemas de salud mental", enfatizó.
El Prof. Arango describió su implementación, revisó la evidencia que respalda este tipo de intervenciones, presentó datos preliminares y analizó su alcance y sus principales retos. Entre 2023 y 2025, resumió el académico, el programa ha intervenido en más de 100 centros de educación primaria y secundaria, identificando más de 1.700 casos, evaluando a más de 500 estudiantes y derivando 232 a servicios especializados. Además, "ha apoyado la intervención de más de 400 alumnos que ya se encontraban en tratamiento de salud mental y ha facilitado 45 procesos de reintegración escolar tras hospitalizaciones psiquiátricas", afirmó.
Asimismo, se han desarrollado talleres de sensibilización y lucha contra el estigma, en los que han participado alrededor de 2.500 estudiantes, promoviendo un entorno escolar más inclusivo y consciente de la salud mental. La investigación en curso evaluará la efectividad y la eficiencia del programa, con el objetivo de mejorar continuamente los servicios de salud mental destinados a la población infantil y adolescente.
"La evidencia demuestra que intervenir en los colegios no solo facilita el acceso temprano a la ayuda necesaria, sino que también contribuye a construir comunidades escolares más saludables, resilientes y capaces de afrontar los desafíos emocionales del futuro, siendo intervenciones coste-eficientes", recalcó como conclusión.