
En condiciones normales, no aparece glucosa en la orina, ya que la glucosa que se filtra en el riñón se reabsorbe a nivel de los túbulos renales gracias un transportador que intercambia la glucosa por sodio, denominado SGLT tipo 2 (SGLT2). Sin embargo, en pacientes diabéticos aumentan los niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia) y en la orina (glucosuria). "En estas circunstancias, los inhibidores del cotransportador SGLT2 inhiben la reabsorción de la glucosa en el riñón, lo que aumenta la eliminación de glucosa a través de la orina, a la vez que reduce la hiperglucemica. Por tanto, los inhibidores de SGLT2 fueron diseñados inicialmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, una enfermedad que con frecuencia se asocia a insuficiencia cardiaca e insuficiencia renal crónica", afirmó el Prof. Juan Tamargo, académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME) y catedrático emérito de Farmacología de la Universidad Complutense, en su última sesión científica celebrada en la RANME en el marco de la Semana Severo Ochoa.
La gran sorpresa, reveló este académico, "fue comprobar que en pacientes con diabetes tipo 2 o no diabéticos, estos fármacos no sólo reducían la glucemia, sino que, además, producían beneficios cardiovasculares y renales muy superiores a otros fármacos previamente disponibles, ayudando a retrasar la progresión, las hospitalizaciones y la mortalidad en los pacientes con cualquier tipo de insuficiencia cardíaca, -que representa la primera causa de hospitalizaciones en mayores de 65 años-, y retrasaban la evolución de la enfermedad renal crónica hacia la diálisis y el trasplante, así como la mortalidad renal, independientemente de la patología renal".
Más recientemente se ha observado que los inhibidores de SGLT2 presentan propiedades antiarrítmicas, particularmente en pacientes con fibrilación auricular, y existe estudios clínicos que sugieren que en los próximos años estos fármacos podrían ser utilizados en otras enfermedades cardiovasculares e incluso en el tratamiento de la diabetes tipo 1. "Por todo lo anterior, los inhibidores de SGLT2 representan uno de los mayores, -sino el mayor-, avance de este siglo en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y renales", concluyó.