REAL ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE ESPAÑA

Actualidad Médica 23 de septiembre de 2025

No es el estrés lo que nos mata o envejece, sino la forma de afrontarlo

"En realidad, no es el estrés lo que nos mata o envejece, sino la forma de afrontarlo. Puede ser breve, puntual y fortalecedor y nos sirve para mejorar el rendimiento, pero puede ser mortal si se prolonga de forma crónica en el tiempo y no sabemos cómo abordarlo", aseguró rotundo el Prof. Arturo Fernández-Cruz, académico de número de Medicina Social de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), tras una sesión científica celebrada en la RANME. La educación, la familia, el estado social y geopolítico, la religión y la ideología que tenga una persona definirán "su lectura" de los acontecimientos y, en función de la interpretación que realice de esa situación, tendrá una u otra respuesta neuro-hormonal en su cerebro. "Su mediación por el sistema nervioso autónomo se afrontará entonces dentro de un marco de control o se producirán alteraciones por una inadecuada adaptación que puede llevar a situaciones no deseadas, incluyendo la enfermedad mental", explicó este académico especializado en antienvejecimiento.

En su opinión, la mayor parte del estrés que sufrimos es positivo y adaptativo porque es un mecanismo de supervivencia. Se trata de un proceso de aprendizaje que prepara al cerebro para futuros retos. "Sin embargo, el estrés crónico debilita el sistema inmunológico, daña el ADN, recorta nuestros telómeros y, con ello, comienzan a aparecer enfermedades asociadas al envejecimiento", reveló.

Todo esto ocurre porque el estrés crónico afecta a nuestro reloj biológico central. "Nuestro reloj biológico central es el núcleo supraquiasmático (NSQ), una pequeña estructura situada en el hipotálamo, justo encima del quiasma óptico, formado por unas 20.000 neuronas especializadas, que recibe información directa de la retina a través de la luz ambiental y coordina los ritmos circadianos (aprox. 24 horas) de todo el organismo", detalla este académico.

"Mi propuesta es que el individuo se empodere y se responsabilice de sí mismo, que no se considere una víctima de su realidad, que deje de pensar que su situación debería ser distinta y la acepte en su totalidad, evitando victimizarse. La práctica del mindfulness mantiene el cuerpo en calma, disminuye la presión arterial y activa los procesos de reparación celular que permiten a la mitocondria recuperar su energía, retrasando el reloj biológico y con ello el envejecimiento", manifestó el Prof. Fernández-Cruz.

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