"Sobre un nuevo lenguaje primitivo de la Medicina",
por el Ilmo. Sr. D. Óscar Valtueña Borque
Académico Correspondiente
Real Academia Nacional de Medicina
RESUMEN
Al estudiar la Historia del Arte me he visto sorprendido al observar el gran número de anomalías y enfermedades, sobre todo infantiles, que se mostraban en las manifestaciones artísticas más primitivas sin que apareciesen como referentes en los tratados de historia de la medicina. Este divorcio entre ambos saberes aparece bien patente, en el arte mesoamericano primitivo.
Los olmecas ( 1100 a .C.-200 d.C.) plasmaron artísticamente y sin lugar a dudas defectos congénitos como la dicefalia (fig. 1), la turricefalia y la trisomía 21 con mucha más frecuencia de lo que actualmente se conoce es su prevalencia, lo que nos lleva a pensar que su arte más primitivo contenía el mensaje de su lenguaje médico. Los teotihucanos a miles de kilómetros, hicieron múltiples vasijas con formas acondroplásicas (fig. 2) y terracotas dignas de Picasso (fig. 3) o del más moderno vanguardismo, lenguaje primitivo de la Medicina que hace patente su consumo de alucinógenos.
La cultura maya contemporánea de la teotihucana (200-900), aunque enormemente alejada, poseía unos conocimientos astronómicos admirables en la actualidad, que se reflejaban en sus previsiones catastróficas. Esta cultura concedía la importancia a la polidactilia en sus manifestaciones artísticas, defecto anatómico que también fue incorporado por Rafael de Sanzio en dos de sus más importantes obras: Los desposorios de la Virgen (Pinacoteca Brera, de Milán) y La Virgen del Prado (Kunshistorische, de Viena). También insistieron los mayas en la exposición de los defectos físicos o enfermedades que les afligían. Además fueron los primeros que plasmaron una figura en escorzo, siglos antes de que lo hiciese Paolo Ucello, lenguaje artístico que revela una extraordinaria madurez cerebral.
Todavía no se ha encontrado una explicación satisfactoria a la perforación del pene en los varones o de la lengua en las hembras que se producían los mayas. En nuestra opinión posiblemente se trataría de un recurso para aliviar su policitemia provocada por el mal de altura.
La cultura azteca desde el 900 hasta la llegada de los españoles, también plasmó la enfermedad en sus manifestaciones artísticas con unas esculturas que para Henry Moore “nos acercan asombrosamente a la veracidad tridimensional”, cuando la Medicina aún no había superado su primitividad.
Los sacrificios humanos, rituales de Mesoamérica, se incrementaron extraordinariamente entre los aztecas a la llegada de los conquistadores, ya que creían por sus cálculos equivocados que su legada estaba anunciada por los astros, por lo que trataban de congraciarse con sus dioses. A este respecto cabe preguntarse por qué se sacrificaban exclusivamente varones para calmar a sus dioses.
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Fig. 1: Escultura olmeca ( 1800 a .C.) una de las numerosas representaciones encontradas de bicefalia con micro de miembros superiores y macromelia de inferiores. |
Fig. 2: Terracotas teotihucanas (200 d.C.) de acondroplásicos adultos. |
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Fig. 3: Escultura teotihucana del siglo V d.C., posiblemente realizada bajo efectos mescalínicos. |