Actualidad de la RANME · Nº 31

Actualidad de la RANM 36 REAL ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE ESPAÑA Entrevista Parte II La sociedad en general es consciente de que tenemos un muy buen Sistema Nacional de Salud, que además cuenta con unos profesio- nales del más alto nivel y de reconocido pres- tigio tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. ¿Cómo se ve esto desde la perspec- tiva de un presidente de la RANME? Desgraciadamente, es un tópico decir que la sanidad española es una sanidad formidable. Y digo que es un tópico porque uno se aver- güenza cuando ve que determinadas instancias están siempre incidiendo en la sanidad, …que sí es mala, …que sí es buena. Yo creo que hay que ser muy realista. La sanidad que tenemos en este país, los profesionales que tenemos, la capacidad formativa, los recursos diagnósticos, terapéuticos, son verdaderamente espectacula- res. No hay países en el mundo que tengan los recursos ni la organización que tenemos. Por lo tanto, yo, como cuando era presidente lo decía y ahora como presidente de honor de esta Real Academia, siempre digo que es absolutamente injusto que se hable de la sanidad como se habla a veces y que se juegue con la sanidad como se juega. La sanidad es algo muy importante y so- bre todo que es que somos ejemplo en el mundo entero. No se debe hacer política con ella sino invertir más recursos. Estamos tratando a per- sonas que están enfermas y evitando que otras lo estén. « La sanidad que tenemos en este país, es verdaderamente espectacular . No hay países en el mundo que tengan nuestros recursos ni organización » ¿Cómo vivió durante los años de su presi- dencia de la RANME lo cotidiano de los pro- fesionales de la medicina y de los Servicios de Salud en general? Yo tuve unos años en los que no estaba todavía jubilado. Estaba en el hospital y también en la RANME como presidente. Es decir, que tuve que vivir los dos aspectos y por supuesto, verlo desde la presidencia de la Academia y vivirlo desde dentro del hospital. Todavía no fueron los años malos como se han vivido posterior- mente, de la gran crisis económica que ha lle- vado a que haya menos personal sanitario de todo tipo y que haya mayores restricciones de determinados recursos diagnósticos, incluso terapéuticos. Yo tuve momentos mejores, de mayor facilidad en cuanto a disponer de todos esos recursos. Me resultó en cierta forma fácil poder llevar las dos cosas y verlas desde ambas vertientes. Pero, en cualquier caso, la clínica, el día a día de la clínica come mucho. O sea, come a la persona, le impide hacer otras acti- vidades. La preocupación por los enfermos en el día a día es realmente muy impactante en el médico. De tal forma que el médico muchas veces, por mucho que se proponga hacer algo, su mente no le deja, puesto que está totalmente dedicada a sus pacientes en el día a día. Yo a lo largo de mi vida he tenido diferentes etapas. Tuve una en la que tenía actividad privada la cual compaginaba con la actividad pública. Posteriormente, cuando cumplí 65 años, la abandoné. ¿Por qué?, pues porque yo veía que había determinados proyectos en mi vida que me resultaban muy importantes y que intentar asumir todo teniendo además consulta privada era temerario. No se puede tener todo al mismo tiempo. Pero lo que sí quiero decir, y ya insistía cuando fui presidente, es que la importancia que tiene el médico de a pie, el médico que tra- baja no ya en el hospital, sino que lo hace en el centro de salud, en el ambulatorio, que dedica ocho o nueve horas a su trabajo rutinario, más toda la actividad suplementaria que le supone desarrollar, es digna de admiración y debemos mostrar siempre nuestro apoyo. Creemos que si hay alguien al que hay que rendirle un ho- menaje continuamente es al médico, al médico normal y corriente, no el médico que es presi- dente de una Real Academia o el médico que es presidente de una sociedad científica. Sí, a ese médico anónimo que está trabajando en el día a día una enorme cantidad de horas.

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