Actualidad de la RANME · Nº 30
Actualidad de la RANM 65 REAL ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE ESPAÑA se, más que de la enfermedad, de la salud. Esto los médicos lo han sa- bido y lo han practicado siempre. Tenemos testimonios importantes de ello desde los mismos orígenes de la medicina occidental. Los mé- dicos antiguos no disponían de un gran arsenal terapéutico, pero por eso mismo ponían especial hinca- pié en promover los hábitos de vida saludables. Buscaban más la pro- moción de la salud que la curación de la enfermedad. De hecho, esta Academia tuvo, hasta bien entra- do el siglo XX, un premio anual a la mejor “Topografía sanitaria”, un género literario que tenía por ob- jeto el que los médicos estudiaran las condiciones higiénicas del lugar donde ejercían, a fin de cuidar ade- cuadamente la salud de la pobla- ción. Esto se ha ido perdiendo en el último siglo, no antes, como conse- cuencia de los grandes avances de la terapéutica. De ese modo, la que cabe llamar “mentalidad curativa” fue suplantando a la “preventiva”. ¿Sugeriría se introdujera alguna actualización en los estatutos y el reglamento de la Academia que ge- nerara algún cambio en la funciona- lidad y operativa de las Secciones? Repito que las novedades se suce- den a un ritmo vertiginoso, y que hay que estar abiertos al cambio, siempre que sea perfectivo. Es muy probable que en no mucho tiempo tengamos que incluir en la Acade- mia especialistas en áreas que hoy no están bien representadas, como la Sociología, la Antropología, la Economía o la Política sanitaria. La medicina ha estado tan ocupada en el mundo de los “hechos” clíni- cos, que a veces se ha olvidado de que no hay hechos sin “valores”, y que los valores son lo más impor- tante en la vida de los seres hu- manos. Crisis como la que en este momento se está dando en la Me- dicina de familia demuestran bien que el análisis de los valores y de los conflictos de valor resulta fun- damental para el desarrollo de una medicina de calidad, y que quizá esos conflictos hoy no se están ma- nejando bien. Debemos conven- cernos de que la calidad no es un hecho sino un valor, y que la desa- tención de las cuestiones de valor acaba teniendo consecuencias muy negativas, cuando no desastrosas. Esto debería tener más peso en la actividad de la Academia. Usted ocupa en la RANME el Sillón nº 41, Bioética. Descríbanos como se presenta esta especialidad en la Sec- ción que preside en particular y en la Real Academia en general. La Bioética, como ya decía antes, es una disciplina muy nueva. Tanto, que incluso hoy sigue confundién- dose con cosas como la Deontolo- gía profesional o el Derecho mé- dico. En este caso, como en tantos otros, la asimilación de la novedad exige tiempo, algo que nos falta en esta época en que todos vivimos un tanto arrebatados. Esto tiene conse- cuencias graves en la formación de los estudiantes. Por ejemplo, hoy la asignatura de Bioética se enseña en todas las Fucultades del país, no solo de Medicina, sino también de Enfermería, etc. Pero contamos con un profesorado que no ha pasado ri- gurosos controles de acreditación, y que por tanto a veces no sabe muy bien eso que tiene que enseñar. Esto no solo sucede en Medicina. Pasa también en la Educación Secundaria y el Bachillerato. Probablemente hay que dar tiempo al tiempo y esperar a que haya un cambio generacional. Aunque tal como van las cosas, me refiero al efecto invernadero, la de- forestación de los bosques, el au- mento de temperatura de los mares, etc., tampoco parece que podamos esperar mucho tiempo. Las próxi- mas décadas van a ser, probable- mente, decisivas. Secciones de la RANME
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